Claro Oscuro Claro Oscuro: 09/28/06Claro Oscuro
jueves, septiembre 28, 2006
Claro I

Con sus 18 años recién cumplidos Maite ya era una chica muy bien desarrollada para su edad, morena, de ojos color aceituna, y una mirada penetrante que hacía que todo el mundo a su alrededor la deseara. Ella apenas se daba cuenta, salía de la facultad cargada con millones de libros, subía gracilmente en su bicicleta, y se marchaba rumbo a casa. Apenas prestaba atención a lo que sucedía a su alrededor.

Un día, como cualquier otro, entró a su clase, tarde como siempre, con sus infinitos libros, y se sentó atrás, el único asiento que quedaba libre. Comenzó a sacar sus papeles y se dispuso a prestar atención a todo lo que decía el profesor. Giró la cabeza para ojear uno de los mil papeles que tenía por toda la mesa, cuando lo vio. Al principio fue como un espejismo, tuvo que volver a mirar con más atención, por si de un sueño se tratase. Pero no lo era. Estaba allí, sentada observando todo a su alrededor, como un pequeño animal curioso, sus ojos oscuros se clavaban ora en un sitio, ora en otro, pero tenían una intensidad...No podía dejar de mirar. Se sentía extraña. Hacía tiempo que no le sucedía nada igual.

La clase se le antojó eterna, fueron las dos horas más largas de su vida. Estaba deseando salir e intentar acercarse, necesitaba decirle algo, aunque solo fuese una tontería, tenía que hacer algo...El fin de la clase, supuso una alegría inmensa, y comenzó a recoger sus libros y papeles con toda rapidez. Y esperó pacientemente a que saliera. Cuando salió siguió sus pasos por los pasillos, hasta que se dio la vuelta, y Maite se quedó bloqueada, parada en medio del pasillo frente a esa mirada penetrante que no la dejaría escapar.

"¿Qué quieres? Ya he visto como me mirabas en clase, pero esto de seguirme..." Maite intentó articular palabra, pero no lo consiguió, y su tez pálida empezó a tomar un tono más rojizo poco a poco. "No te pongas nerviosa, no voy a hacerte nada". "Al contrario", contestó Maite casi gritando. Le sonrió, con la sonrisa más linda que jamás había visto. "Sígueme...". Maite hizo caso omiso de sus palabras y se dejó guíar a través de pasillos sin fin, y escaleras, hasta que entraron en una puertecita pequeña. Cerró la puerta por dentro, y se dio la vuelta para mirar a Maite.

Maite en ese momento, se dejó llevar por la locura, y se acercó y la besó. La nueva chica se quedó parada, Maite pensó ("ya la he cagado"), pero la otra chica, en un rápido movimiento se acercó a Maite y continuó aquel beso. Maite se dejó besar y mimar, mientras el calor iba entrando en su cuerpo. Hacía mucho calor allí dentro. Con un rápido movimiento desabrochó los botones de la camisa de la otra chica, mientras la miraba a los ojos. La otra chica, mientras tanto, agarró a Maite y le quitó la camiseta con violencia. Esto hizo que Maite sintiera aún más calor. Se siguieron besando, mientras ambas manos resbalaban por el cuerpo de la otra, mientras acariciaban tiérnamente cada pequeña parte del cuerpo al descubierto. La otra chica empezó a gemir, Maite le arrancó la falda a la otra chica, mientras ella se quitaba sus últimas prendas, y se lanzó sobre ella apoyándola en la pared y sujetando con sus manos las muñecas de la otra chica. "Hoy serás mía".

Maite empezó a besarla, primero besos dulces en los labios, mientras sus lenguas se entremezclaban como si de un baile se tratarse. Se deslizó hasta su cuello, y con su lengua recorrió el cuello lentamente. La otra chica gimió suavemente. Continuó por su pecho, suave, y acariciando sus pezones con la lengua. La otra chica se estrechó contra ella, y Maite sintió la humedad de la otra chica, sonrió, y deslizó su lengua hacía su ingle y acabando en su clítoris. La otra chica empezó a retorcerse de placer y gemir aún más fuerte, y consiguió soltarse de la prisión en la que se encontraba, mientras se tumbó en el suelo y se dejó hacer. Maite estaba sorprendida de la situación, pero no por eso paró, al contrario, siguió más rápido, mientras sentía como los dedos de la otra chica la acariciaban. Ambos cuerpos se retorcían, y se acariciaban, dejandose llevar por el vaivén de sus emociones, mientras sudaban....

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Dedicado a quién se lo merezca.

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posted by Hierba @ 8:50 p. m.  
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