Llevaba varios días sin apenas probar bocado, apenas le quedaba dinero, tenía que guardarlo para una emergencia..Todos sus sentidos se le habían agudizado, aún escondido entre la maleza, podía recordar esa sensación de miedo y sudor, entremezclada, cuando los perros le perseguían. Había saltado aquella verja con las pocas fuerzas que le quedaban, y se había hecho una herida pequeña pero profunda en el muslo derecho. Ahora sangraba..."Ey, sino hago algo, se me infectará y entonces ya estará todo perdido.."Intentó levantarse, se sentía aturdido, pero descubrió agradablemente que aún le quedaban algunas fuerzas para levantarse, y quizás para andar un poco más. Tenía que escapar de allí, pero debía tener cuidado.
Una vez erguido, dirigió una mirada a su alrededor escudriñando todo con una cierta mirada de preocupación. Se encontraba rodeado de árboles, altos, y de hierba baja..Tenía que encontrar un lugar donde ocultarse, y aquí volverían a encontrarlo los perros, solo sería cuestión de tiempo. Rebuscó en sus bolsillos, con la esperanza de encontrar algo que le sirviera, encontró algo de dinero, un paquete de cigarrillos casi acabado, cerillas, restos de alcohol en una petaca, y algunos papeles...Revisó los papeles en busca de alguna salida o solución. Se llevó uno de los cigarrillos a la boca, y empleó una de las cerillas, aspiró una bocanada, y sintió como sus pulmones se llenaban de humo..."bendita adicción.." Ahora se sentía mejor, caminó despacio, pues la herida del muslo aún le dolía, "¿cuánto tiempo aguantaría así..?". Caminó sin dirección fija, atento a cualquier señal que le indicara que andaban cerca.
Jonás había sido un chico bastante problemático, desde que nació en el seno de una familia rica, hasta sus días. Siempre metido en asuntos poco recomendables. Había estado interno en varios lugares, hasta que harto de la situación, escapó, no sin antes haber robado gran parte del dinero..Ahora todo ese dinero había casi desaparecido. Le perseguían, seguro que alguien había sido alertado, tenía que escapar. Terminó de fumarse el cigarrillo, mientras caminaba lentamente entre los árboles. La herida sangrante sin duda, sería un olor que los perros no tardarían en encontrar, pero no tenía miedo, había escapado de ellos en varias ocasiones, solo que ahora era distinto. Le dolia la pierna, no había comido, y las piernas le flaqueaban.
Se detuvo para observar el cielo azul, el sol entre los árboles, una maravillosa vista, y por un momento se permitió el lujo de sonreír, necesitaba seguir vivo, escapar de toda aquella mierda, y largarse de allí, alejarse de aquella odiosa familia que lo había torturado hace años. Con la sonrisa aún en los labios, volvió a emprender su camino, ésta vez más lleno de ánimo. Observó a lo lejos, los restos de lo que antes pude ser un acojedor hogar, corrió hacia allí, entró y descubrió complacido como aún quedaban restos de cosas que podría utilizar, seguramente habrían huido de allí...Todo andaba revuelto, (¿por qué alguien habría huído de allí, sin llevarse ni tan siquiera la ropa?..). Decidió que dormiría allí, al menos era un lugar cálido, y por una vez en mucho tiempo podría descansar, lo necesitaba. Exploró cada una de las minúsculas habitaciones, mientras recogía objetos que podrían servirle..en lo que se suponía que era la cocina encontró algunas latas de alimentos, comería por fin...Sonrío, y se dispuso a prepararse la cena, mientras se hacía (por fin comería caliente), buscó algo con lo que cerrar la puerta, si los perros volvían no los dejaría entrar. Con algunas maderas, algo de cuerda y plásticos consiguió cerrar las ventanas y la puerta. Comió, y las lentejas le supieron a gloria. Buscó un lugar para dormir, y se dejó llevar por los brazos de Morfeo, que le condujo a la calma por fin.
Se despertó sobresaltado, (¿qué eran esos ruidos?). Apenas unos rayos de luz de luna se filtraban por la ventana. Se acercó a ella lentamente, y agudizó el oído, para intentar comprender que era aquello...ruídos extraños, como de bufidos, arañazos, y un olor nauseabundo hizo que su estómago se estremeciera. Se llevó la mano a la boca, intentando detener aquello que estaba por venir. Se acurrucó junto a la ventana, intentando volver a dormir, pero ese extraño ruido aún resonaba en sus oídos. Lo que fuera aquella cosa seguía fuera, acechándole (sus pensamientos paranoicos le estaban asustando), piensa en otra cosa (y entrará y desgarrará cada uno de tus huesos..porque ha olido tu sangre y tiene hambre..). Miró a su alrededor en busca de algo para protegerse, recogió una gruesa madera que encontró cerca, y se volvió a acurrucar junto a la ventana, casi sin respirar, esperando que aquella cosa se largara. Poco a poco los ruidos dejaron de sonar, y se durmió poco a poco...
Un pequeño y leve ruido le hizo salir de su trance, y cuando abrió los ojos se encontró unos grandes cuencas rojas mirándole, casi no pudo ni gritar, pues esa masa oscura (¿qué diablos era aquello?) se lanzó sobre él. Apenas tenía fuerzas, pero descargó sobre ella la gruesa madera que aún tenía cerca. La cosa profirió un profundo grito que hizo estremecer el bosque, e incluso él sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Volvio a atizarle, y así hasta que la cosa se retiró...Se marchó apresurada, y él intentó erguirse, se observó buscando vestigios de la pelea, y encontró una pequeña herida en su brazo. Buscó su petaca y descargó el resto de alcohol que guardaba sobre ella..(dios, eso si que escocía), apretó los dientes y buscó algo para tapársela, y volvió a tumbarse junto a la ventana, sin apenas fuerzas para hacer nada...
Cuando despertó volvía a ser de noche (¿cuánto tiempo había permanecido dormido?), se le antojaban días, años. Intento erguirse, pero no pudo, le dolía el brazo, cuando se lo volvió a mirar descubrió con horror como la pequeña herida aún abierta se había extendido a lo largo de todo el brazo, convirtiéndolo en una parte inerte y sin forma. Tocó aquello, sin saber muy bien lo que era, y no sintió dolor alguno (¿qué diablos me pasa?), por un momento dejó de sentir dolor en el brazo, y empezó a sentir dolor en su cabeza, en el estómago y después por todo el cuerpo. Punzadas de dolor le recorrían cada milímetro de su cuerpo aún convaleciente. Sintió como la vista se le agudizaba, y la herida se extendía rápidamente por todo el cuerpo, convirtiéndolo en una extraña masa inerte, oscura. Se levantó poco a poco, ayudado por la repisa de la ventana, intentando asirse a todo lo que se encontraba. Se dirigió a un espejo, y ahí se quedó horrorizado, mientras descubría cómo sus grandes ojos verdes, estaban tomando un matiz rojizo, y como su piel antes rosácea y tersa, adquiría un color oscuro. Cayó al suelo, lo que quedaban de sus piernas no soportaron el peso de su cuerpo, y cerró los ojos dejándose llevar por una especie de somnolencia. Escuchó a los perros, allá a lo lejos le seguían buscando (malditos hijos de puta...no me alcanzaréis..), y su boca se torció mientras intentabá mostrar una sonrisa, cuando creyó que lo había conseguido, se esforzó en reír, y descubrió horrorizado como nada de aquello era humano, como una mezcla de gruñidos salían de su boca. Suspiró y se dejó llevar, dejó que aquel extraño dolor, y la transformación se lo llevaran...
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* ¿Hacemos un trato?
* Aún entre las tinieblas de este dia que nunca acaba, te quiero..Etiquetas: Cuando la tristeza llega |