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domingo, septiembre 24, 2006
OsCuRo
"No tengas miedo, hazlo". Las palabras resonaban en su cabeza. Tenía que hacerlo, pero tenía tanto miedo.

Era pequeña, tenía solo 7 años y medio, rubia, con los ojos claros, y tal perfección en sus facciones que hicieron que consiguiera ganar los mayores concursos de belleza, a los que su madre siempre la presentaba.

Estaba sentada en su habitación, mirando por la ventana. Desde allí se podían ver las pequeñas casas que conformaban aquel lugar, los grandes árboles que se erguían más allá de donde alcanzaba la vista, y los niños jugando en la calle. Hacía buen día, pero la voz le dijo que cambiaría. Estaba deseando que eso no sucediese porque así no tendría que hacer nada, ya se sentía bastante culpable por todo lo que había pasado, sí que esperó prudentemente a ver que sucedía.

Estela siempre había sido la niña modelo, todos en el pueblo la conocían, y era muy conocida. Aún con su escasa edad siempre estaba cuando la necesitaban, e intentaba siempre hacer bien a los demás, una niña modelo en toda regla. Pero aquel día, todo cambió. Había salido del colegio muy contenta y se encaminaba hacia su casa, cuando aquel niño se le cruzó en su camino. Había estado persiguiéndola durante mucho tiempo, pero ella siempre le había ignorado, no le gustaba meterse en problemas. Aunque ese día no pudo hacerlo, así que cuando se colocó frente a ella mirándola a los ojos desafiándola, ella hizo ademán de no importarle, y le esperó: "Anda, déjame, no quiero jugar..." Y gracilmente lo rodeó, y siguió su camino. El la siguió con la mirada, y pensó para sus adentros, "nadie puede escapar de mi, ya verás". Y se dirigió nuevamente a la carga, esta vez con pasos lentos y pausados.

Estela no estaba pendiente de aquel chico, sino que iba tranquilamente observando todo a su paso, mientras una sonrisa se percibía en su carita. David esperaba pacientemente el momento de abalanzarse sobre ella, pero ahí no podía aún, demasiada gente. Esperó el momento preciso, en el que Estela se quedara sola, David recordó cada uno de los pasos que ella daba antes de llegar a casa y sus atajos. No tardaría mucho.

El camino se hizo estrecho y Estela decidió tomar uno de sus atajos para llegar a casa antes, tenía mucho que hacer. Así que tranquilamente se internó en un pequeño bosquecito, espeso, y cuyos árboles apuntaban hacia el cielo. David sonrió. Había llegado su momento. Sin hacer ruido avanzó hacia ella. Un ruido próximo a ella, hizo que Estela se sobresaltara, y miró hacia atrás, y allí le vio, con esa mirada llena de odio y miedo a la vez, frente a ella. " Déjame en paz, no quiero hacerte daño...", y tal como lo dijo se dio la vuelta y siguió su camino..."¿Hacerme daño a mí? jajaja...Ahora vas a ver... " Corrió y se abalanzó sobre ella, mientras ella intentaba zafarse de su agresor, pero él no estaba dispuesto a que se escapara. Estela no gritaba, solo lo miraba, con una mirada fija, y una media sonrisa en sus labios...""Esto es todo lo que sabes hacer". Él se quedó sorprendido, pero a la vez sintió un calor en su cara, y más odio que afloraba. La agarró de una de las muñecas con mucha fuerza y la ató a un grueso tronco que había por allí, cogió unas hierbas venenosas y se dirigió a ella con expresión graciosa..."¿No tienes hambre?". Ella sonrió, y le contestó: "Te atraparán, porque tienen hambre y te estaban esperando". David agarró todas las hierbas y las arrastró por cada recodo de piel del cuerpo de Estela..."¿Y ahora quién es el cobarde?" Ella volvió a sonreír más fuerte, cerró los ojos y cuando los volvió a abrir, sus ojos ya no eran verdes, sino amarillos, y su piel rosada en piel oscura. David se frotó los ojos...(¿estaba soñando?). Ella le replicó: "El momento se acerca, aún tienes tiempo de correr". "¿Sabes que estas loca? Me aburres", y David se dio la vuelta, dejando a Estela atada al árbol.

Intentó buscar el lugar por el que había vuelto, pero de repente todo parecía igual, y empezó a agobiase..."tengo que tranquilizarme, sino, se me hará de noche", decía en voz alta, quizás queriendo engañarse a sí mismo. Chupose un dedo y levantole en alto, "¿a donde va el viento?", "ajá, ya se a donde ir" Y muy contento se dirigió corriendo hacia la dirección decidida. Todo empezó a sonarle, el tronco de árbol, el viejo árbol.."¿Y Estela?". Había vuelto al lugar donde la había abandonado, y las cuerdas estaban tiradas en el suelo. Estaba extrañado, igual alguien lo había seguido a él, así que no le dio más importancia y siguió andando...

A lo lejos un grito le estremeció, y notó como su vello se erizaba. ¿Qué había sido eso? Había sonado un grito, como de animal salvaje...y allí no había de eso. Esta vez sí se asustó y corrió sin punto fijo a lo largo del bosque, no sabía donde estaba, se había perdido, y algo le perseguía. De pronto, algo saltó sobre él, algo que le miraba a través de sus ojos amarillentos y una cara totalmente oscura y desfigurada, y le susurró al oído: "ya ha llegado el momento.." David sintió como su cara se desfiguraba por el miedo e intentó gritar, aunque estaba paralizado por el miedo, así que profirió un callado grito.

Al día siguiente todo el pueblo estaba rodeando aquel lugar, y miraban aterrorizados la escena, David tumbado en el suelo, mientras que cada parte de su cuerpo había sido despedazada como si de animales salvajes se tratara, y su cabeza alejada del cuerpo, mostraba una visión completamente pavorosa, una cara de terror que jamás nadie había visto ni vería jamás. Entre todos los presentes se vislumbraba un magnífico pelo rubio, y unos ojos claros que miraban interesado todo, y con una dulce y amarga sonrisa en sus labios.

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posted by Hierba @ 3:41 p. m.  
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